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Diario YA


 

entrevista con el historiador

Pio Moa: "Constato el boicot a mi libro"

Pregunta: En tuíter se  viene ud. quejando de que los grandes medios y algunas librerías hacen boicot a  Los mitos del franquismo ¿A qué lo atribuye?

- Respuesta:  No me quejo, solo lo constato. Boicot a ese libro y a los demás míos. Hace años que no sale una palabra sobre ellos. Hace años me entrevistaba Carlos Herrera, pero dejó de hacerlo, supongo que por órdenes superiores. Lo mismo ocurrió con Fernando Díaz Villanueva en Telecinco, donde le mndaron prescindir de mí. Últimamente me llamaban a la 13, a La marimorena,  que no es un medio de los grandes y pertenece al Episcopado,  pero también ahí me pusieron el veto. En la gran prensa tipo ABC, El País,  La Vanguardia, incluso El Mundo, que es de la misma empresa que mi editorial, el vacío es completo, como en la COPE, Antena 3, la SER, los suplementos culturales,  etc. ¿Por qué? Una posible explicación sería que consideran mis libros de baja calidad, lo cual podría ser creíble si no fuera porque la mayor parte de los contenidos de esos medios son de poca calidad, con una proporción muy alta de pura y simple basura. Quizá sea esa precisamente la razón. Hoy la cultura española en general está bajo mínimos, con pocas excepciones, y además colonizada, cada vez más intensamente, por modelos anglosajones. Supongo que una voz independiente les molesta o les da miedo, no sé.

P. ¿Y las librerías?

R. No son todas ni, creo, la mayoría, sino algunas como la cadena de La Central y otras dispersas, regentadas generalmente por libreros “progres”, realmente antidemócratas... En este tipo de librerías es más inteligible, porque son como son. Pero en los grandes medios de masas da igual que sean de izquierda o de derecha. El boicot es general, incluso más acentuado en los de derecha.  ¿Cómo explicarlo? Lo cierto es que desde hace decenios se ha impuesto en el mundo de la cultura lo “progre”, un izquierdismo que en España siempre fue muy cutre y elemental, también un tanto matón, y la derecha es muy timorata e impresionable. Además, tome ud El País, por ejemplo: técnicamente está bien hecho, aunque lo que difunda sea nefasto. La derecha nunca fue capaz de hacer un periódico comparable, a pesar de disponer de medios más que suficientes.

P Sin embargo, también la mayoría de los historiadores y profesores universitarios están contra sus tesis.

R. No sé si la mayoría. Desde luego, muchos. Y es comprensible: han forjado sus carreras y sus prestigios sosteniendo versiones cuya inconsistencia he demostrado y documentado una y otra vez. Y no son gente que destaque por su honestidad intelectual, así que vaya usted a pedirles a estas alturas que reconozcan los hechos. Por el contrario,  utilizan las posiciones privilegiadas que han conseguido para silenciar mis estudios. Por extraño que suene en un país democrático, muchos profesores prohíben explícitamente a sus alumnos citarme, y en sus libros no aparezco para nada. Noes  muy de lamentar, porque suelen ser libros malos y mal escritos, pero esa es otra cuestión. Conste que no me importaría que criticaran mis obras, es más, eso es lo que deberían hacer. Pero no lo hacen, se ve que tienen miedo y lo ocultan con una arrogancia infantil de “no dignarse” a debatir conmigo. Su táctica es la descalificación personal y el silencio. Luego hay muchos historiadores que están de acuerdo conmigo, pero no se atreven a citarme, por temor a recibir los improperios de los otros. La universidad española es muy endogámica y muy mandarinesca, y eso es parte del páramo cultural que hoy sufrimos. Porque esos que han reducido la cultura española a un páramo son los mismos que hablaban de “páramo franquista”. Este último nunca existió, como demuestro en Los mitos del franquismo. Ahora sí existe, y estas miserias que estoy señalando son una parte de él.

P. También dicen que sus únicos lectores son de extrema derecha

R. En general, la llamada extrema derecha lee poco, cree que no necesita leer sobre el franquismo porque ya lo sabe todo sobre él. La gran mayoría de mis lectores son de  ideas liberal-conservadoras, o sea, mayoritariamente de derechas en sentido amplio. Pero insisto en que después de varios decenios de falsificación de la historia, tanto en la izquierda como en la derecha la gran mayoría ignora los aspectos más esenciales del franquismo, y tampoco tienen gran interés en vencer esa ignorancia, no se dan cuenta de que así es imposibe entender  en profundidad el presente.  Y eso, como decía Julián Marías, que no era partidario precisamente de aquel régimen, es muy peligroso para la convivencia actual. Mis lectores son también mayoritariamente de edad media, echo en falta un número suficiente de jóvenes. Claro que, según el tópico, los jóvenes de hoy no leen. Decía un poeta chino que no hay nada más penoso que una juventud echada a perder por una educación falsa, y creo que eso ocurre hoy en España mucho más de lo que sería deseable.

P Por fin, sus libros siempre se han vendido bien. ¿Va bien Los mitos del franquismo?  

R. Va bien, dentro de la estrechez intelectual del país. Un profesor me escribía de sus colegas izquierdistas: “No sabes  la rabia que les entra al ver que tus libros se venden y los suyos crían polvo en las estanterías”.  No me consuela, porque un libro de este tipo se considera un éxito si vende 10.000 ejemplares, y un superéxito enorme si alcanza los 20.000 Lo que para un país como España, de cuarenta y cinco millones de habitantes y con una tradición cultural importante, resulta ridículo. Pero es lo que hay. Me gustaría que los que creen saber todo sobre la historia reciente y los que puedan tener algún interés en aprender sobre ella, que deben de ser cientos de miles, leyeran el libro y, a ser posible, lo comentaran o criticaran

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