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Usar el topónimo Iberia es hacer referencia a los términos Tarsis y Sefarad, y hablar igualmente de Magreb

Daniel Ponce. La palabra Magreb es de origen árabe y tiene el mismo significado que Tarsis y Sefarad, localizados todos ellos en la región poblada hace aproximadamente 2.500 años a.C., " lugar donde cae el sol " o " lugar del extremo ", mirando desde Levante, desde la parte oriental del Mediterráneo o desde Arabia.

Hablar de Magreb en la actualidad, y en sentido estricto, es hablar del Reino de Marruecos, pues es el nombre actual en árabe de Marruecos " Al- Magrib ", y en términos amplios es hacer referencia a la región que fue ocupada por aquellos pueblos originarios de Levante, del oriente Mediterráneo, de las regiones de Judea y Samaria, y que recibieron el nombre de íberos. 2000 años después, todos estos pueblos experimentaron una progresiva unificación política, social y cultural, que explica en gran medida nuestras afinidades, y que se plasmó fundamentalmente a través del Imperio Romano. Herodoto, en sus nueve libros, hace referencia a todas las gentes afincadas desde antiguo, ( remontándose al Imperio Persa, con sede en el actual Irán ), en el Atlas, sus estribaciones y más lejos aún.

Podemos afirmar, por los escritos del historiador romano Herodoto, que el espacio geográfico ibérico, abarcaba desde la costa mediterránea hasta los actuales territorios de Níger y Malí, de norte a sur, y desde las islas Canarias hasta el egipcio oasis de Siwa, de oeste a este.

Otro factor integrador, siglos después de la disolución del Imperio Romano de Occidente, tanto en su parte europea como en la africana, fue la llegada de los pueblos árabes no sólo con sus tradiciones culturales y religiosas, islámicas y africanas, y en algunos casos de clara influencia asiria y persa.

También su lengua, el árabe, cohesionó a todos estos pueblos, igual que antes lo hizo el latín y lo seguía haciendo en la parte europea del Imperio. Durante este periodo, y aunque con altos y bajos hasta la actualidad, la unidad social, comercial, así como en seguridad y defensa, y en distintos periodos incluso política, ha sido una realidad que ha hecho peculiar la zona más occidental del Magreb, y a permitido que a pesar de las influencias negativas de terceros, nuestros pueblos sigan teniendo unas imborrables raíces comunes, que durante el periodo romano y árabe fueron riquísimas, y a las que se añadió el factor más enriquecedor de todos, que transformó la realidad romana y árabe: ese factor que hizo universal ambas realidades, y que es el factor sin el cual no se puede entender ni asentar sólidamente la Comunidad Ibérica que une y comprende Marruecos, España y Portugal, fue el cristianismo, en algunos momentos de tradición latina - romana y en otros momentos oriental - árabe, y este factor es clave aún hoy.

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