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Diario YA


 

Editorial: "Responsables en el voto"

Sólo una novedad en esta ceremonia del absurdo que cada cuatro años nos lleva a las urnas para elegir a quienes después van a comportarse como unos dictadorzuelos de vía estrecha, sea cual sea el partido al que representen. Sólo una cara nueva, unas siglas nuevas, sólo un proyecto distinto al que habitualmente concurría a los comicios en las comunidades gallega y vasca. Nos referimos, claro, a Rosa Díez y su Unión, Progreso y Democracia, un partido que salió de las entrañas del socialismo zapateril y que, algunos meses después, no puede decirse que hay aportado a la realidad política española más que una cosa: confusión.

Porque rara vez ha conseguido una formación política que los ciudadanos, al margen de que sean o no votantes potenciales, tengan parecida empanada mental a la que tiene el pueblo español en estos momentos en lo referente al partido de Rosa Díez. ¿Es de derechas o de izquierdas?, ¿son socialistas o liberales?, ¿defienden España, o quieren aprovecharse de ella?, ¿están más cerca de Zapatero o de Rajoy?, ¿qué piensa sobre los nacionalistas, los aborrece o los defiende?, ¿y en materia moral?, ¿ve con buenos o con malos ojos la religión mayoritaria de los españoles?

Si nos atenemos al programa electoral, a las declaraciones públicas de Díez, Savater, etc., y a las intervenciones que la presidenta de UPyD ha tenido en el Parlamento, habría que concluir que este nuevo partido es socialista, jacobino y liberal. En principio, no parece sensato pensar que un antiguo votante de derechas pudiera encontrar "acomodo electoral" en Unión, Progreso y Democracia, por muy seductor que sea su discurso sobre la unidad de España. Naturalmente, no es obligatorio ser coherente cuando uno ejerce su derecho al voto; de hecho, lo frecuente es acudir a las urnas o con la nariz tapada o con el cerebro en el cajón de la mesilla de noche.

Algunos medios de comunicación se han encargado esta semana de recordar algunas de las "hazañas" de la señora Díez en Vascongadas. No abundaremos en ello. Tampoco entraremos en consideraciones acerca de por qué un nutrido grupo de intelectuales, escritores y periodistas que, viniendo de la extrema izquierda, apoyaban hasta no hace mucho a la derecha, ahora, de forma inexplicable, estén dando un apoyo entusiasta e incondicional a UPyD. ¿Les estará traicionando el subconsciente?, ¿no será, será, que la cabra termina siempre tirando al monte?

Sería muy bueno que los ciudadanos reflexionasen sobre todo esto, que dieran más valor a su voto para no entregarlo al primero que pase por la puerta. El voto, esencia, fundamento y materia prima de la democracia, debe ser siempre un acto libérrimo basado en la responsabilidad personal, la que lleva a cada persona a buscar el bien común para su país. Qué triste sería que una simple campaña promocional, debidamente multiplicada por algunos medios, llevase a los españoles a equivocarse de nuevo. Seamos, por una vez, responsables en el voto.

Domingo, 1 de marzo de 2009.

 

 

 

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