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Diario YA


 

Editorial: "Un mazazo a ETA"

Hay escenas que sintetizan a la perfección los dramas cotidianos, la podredumbre moral que nos asola como pueblo, los vicios del alma española que no se curan con el paso de los siglos.

Ahí tienen a Emilio agarrando una maza y liándose a golpes con una herrikotaberna en la que era fácil presumir que había algunos amigos de quienes horas antes habían volado la sede del PSOE en Lazcano, perjudicando también a otras personas que nada tenían que ver con el socialismo vasco, pero que vivían en ese mismo edificio. ¿Consecuencias?, que el usuario de la maza se ha tenido que marchar de su pueblo después de que el alcalde, una cuadrilla de facinerosos y el conjunto del vecindario en cuestión le hayan señalado con el dedo, al grito de "fascista, fascista español". Ya nos parecía raro que no saliera la palabrita de marras.

Es decir, que uno es un honrado ciudadano español, concretamente de Lazcano, llegan unos asesinos y te dejan la casa reducida a escombros, y suerte que no estaba dentro de ella. Como nadie hace nada que no sea repetir las palabrejas de siempre ("no podrán con nosotros, los demócratas", "el Estado de Derecho actuará con toda contundencia", "debemos estar unidos para hacer frente a ETA", etc.), uno acude a dar un escarmiento a quienes se conducen habitualmente con la prepotencia del matón de barrio. "Vosotros me habéis destrozado la casa, y ahora yo os voy a destrozar la vuestra", dijo. Y en efecto, la maza y su brazo cumplieron la promesa.

Pero después llega el alcalde. Del PNV, por supuesto ¿Y a quién va a defender un alcalde nacionalista de un municipio guipuzcoano en esta tesitura, al ciudadano honrado al que han volado la casa primero unos malnacidos de ETA, o al pueblo unido, como Fuenteovejuna, contra el fascismo español que se toma la justicia por su mano? No hace falta ni responder. ¿Acaso se le pasará por la cabeza al ilustrísimo señor regidor peneuvista hacer notar que el salvaje fascista español que ha tirado a mazazos una herrikotaberna anteriormente se había quedado sin casa por culpa de los amigos malotes de quienes suelen tomar txacolí en ese tipo de establecimientos? Niet. No. Negativo. Ni remotamente.

Y en estas estamos. Mezclen ustedes la barbarie separatista, la mezquindad de un político que quiere mantener el puesto a toda costa, la cobardía colectiva incapaz de dar la razón al que la tiene y la estupidez congénita de la mayoría de la profesión periodística española, y el resultado es la España de ZP. Un país donde las víctimas de un atentado se tienen que ir del pueblo en el que viven porque no se acepta otra reacción ante la desgracia que el silencio sumiso y la cabeza gacha. Un país en el que ni hay justicia ni tiene derecho a esperarla, porque la mayoría ha decidido que la justicia ya no es importante. Lo único que importa es la democracia.

Jueves, 26 de febrero de 2009.

 

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